Museos en pandemia y la colección artística de la UAH en tiempos covid-19
En noviembre de 2019, cuando empezábamos a saber que Wuhan existía por allá por China y el coronavirus parecía algo tan lejano como ese país, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocía que el arte y la cultura “mejoran la calidad de vida y que debían incorporarse a los sistemas sanitarios ya que reduce el tiempo de hospitalización de los pacientes”. Algo que ya se conocía desde hace mucho tiempo a nivel particular, pues todos, cuando hemos estado enfermos o nos encontramos impedidos de alguna manera para realizar nuestras rutinas diarias, recurrimos a las artes como vía de escape y bienestar y, sin buscarlo muchas veces, aprendizaje. Una película, un libro o escuchar música nos ayudan a liberar nuestra mente, matar el aburrimiento, la ansiedad o expresarnos libremente. Lo que marca la diferencia es que el detallado informe de la OMS se concentre en el papel del arte y actividades culturales de forma global y a nivel mundial, llamando a las autoridades a tomarse muy enserio su inclusión en el sistema sanitario con una amplia variedad de enfoques y metodologías sobre el potencial de las artes para producir beneficios en nuestro cuerpo y emociones.
Con la llegada a nuestros hogares de la pandemia, confinamientos y estados de alarma, las artes escénicas, visuales, literarias, culturales y también culinarias pasaron a ser casi una primera necesidad para el bienestar personal y las buenas relaciones entre convivientes. Mientras la crisis sanitaria y económica hacía tambalearse el país, los comercios, las empresas, los bares, teatros y museos cerraban sus puertas, las artes en línea asumían un papel protagonista y gracias a esfuerzos titánicos de las personas que trabajan en ello no han parado de generar contenidos de entretenimiento y salud mental, en la mayoría de los casos de manera altruista.
Conciertos de grandes artistas, de orquestas y coros, obras de teatro online, el ampliado catálogo de oferta gratuita de las plataformas de cine, y las artes plásticas, entre otras, mostraban la importancia del entretenimiento y aprendizaje solo o en familia mediante el Do it Yourself. El consumo de las artes culturales a través de las tecnologías y redes sociales nos hace sentirnos más cerca como seres humanos y más próximos a aquellas ramas que hasta ahora considerábamos destinadas a expertos o amantes del arte como tal.
Museos y colecciones de arte. Tras la pantalla
Hace ya bastante tiempo que los museos y colecciones dejaron de ser grandes espacios con cuadros colgados y esculturas en pedestales para visitas y disfrute de algunos pocos o escarnio de los integrantes de excursiones obligadas por los centros educativos. Desde hace mucho, los museos se presentan como lo que realmente son: fuentes de comunicación científica. Lugares de ocio y entretenimiento a los que acudir cuando nos encontramos en una ciudad desconocida para tratar de hacernos una idea del lugar y de su historia, como un espacio para visitar un fin de semana lluvioso, o un lugar de plan familiar entre dinosaurios o fauna en general. Experiencias cercanas porque nos permiten ver e interactuar con el espacio y contexto en el que tienen lugar ya que la mayor preocupación de un museo es ofrecer, además de datos interesantes y aprendizajes didácticos, una visita acogedora, inclusiva y fácil de recorrer.
El cierre obligatorio de museos y espacios culturales fue el impulso determinante para poner en práctica todo lo que en muchas ocasiones se había planteado en esta era digital y que otros ya habían empezado a ofrecer desde sus portales y redes sociales, un salto necesario para continuar la labor de comunicadores y preservadores de conocimiento. Exposiciones en línea, que se completan con información detallada, enlaces, videos e hilos en redes sociales, la aproximación a las colecciones y a sus artistas, la posibilidad de mostrar aquello más escondido, el backstage de los museos, sus almacenes, conservación, restauraciones e informaciones anecdóticas han conseguido sumar audiencias completamente nuevas que recurrirán a los museos desde casa a través de la pantalla, y que en muchas ocasiones ha generado iniciativas novedosas e ingeniosas. Algunas de ellas pueden ser Querido Museo, una web que nos propone descubrir qué se esconde detrás de una obra de arte a través de lecturas diferentes, frescas e interesantes; o Izoizolyacia, un grupo de Facebook donde sus miembros cuelgan fotografías caseras inspiradas en obras de arte.
Patrimonio de la Universidad de Alcalá
Las colecciones de arte de la Universidad de Alcalá, sobre todo sus museos y salas de exposiciones, han sido testigos de este cambio revolucionario y, aunque como veíamos antes, los planteamientos de acercar las colecciones a las nuevas tecnologías ya estaban sobre la mesa, no ha sido hasta la pandemia que han visto la luz, con los medios buenamente pudientes.
Desde los primeros días del Estado de Alarma se han realizado recorridos virtuales de las exposiciones activas, así como se han ido generando distintos eventos, actividades, juegos, stories y noticias que pretenden no solo ser complementos a las exposiciones físicas, sino crear diálogos tanto con aquellos seguidores como con los propios artistas que comparten sus obras. Hablamos de museos como el Museo de Arte Iberoamericano, donde se recogen unas pequeñas muestras de las colecciones del y la Fundación José Félix Llopis, ambas formadas a partir de dos mecenas del arte, comprometidos con la sociedad y la necesidad del arte y la cultura para su bienestar. Arte contemporáneo, abstracción, figuración e informalismo español e iberoamericano cuyas colecciones conversan entre sí y recorren distintas técnicas, épocas y movimientos artísticos desde principios del siglo XX hasta la actualidad. O el Museo Luis González Robles-UAH que desde su sede privilegiada en el Colegio de San Ildefonso ha servido de guía virtual por la exposición “El Universo creativo de las mujeres en la colección del Museo Luis González Robles-UAH”, exposición colectiva confeccionada únicamente con fondos propios del Museo de destacadas artistas que, a pesar de las vicisitudes que les tocó sortear, consiguieron con lucha y esfuerzo hacerse un hueco en un mundo hasta entonces pincelado por los hombres. Esta colección, compuesta por más de 3000 piezas, entre pintura, obra gráfica, escultura, cerámica y textiles, fue donada a la Universidad por Luis González Robles en el año 2002, constituyendo una de las colecciones más importantes de arte contemporáneo y abstracto del siglo XX.
Pero no solo estas dos colecciones. La Universidad de Alcalá posee un patrimonio artístico poco común en otras Universidades. Entre sus fondos, además, cuenta con una amplísima selección de arte africano, instrumentos musicales, utensilios de labranza y de rituales, que se completan con arte popular de finales del siglo XX europeo e iberoamericano, consistente en figuras, juguetes, pinturas y esculturas que expresan su visión sensible acerca de sus propios mundos.
Existe también una colección de Humor Gráfico que, gestionada por el Instituto Quevedo de las Artes del Humor de la Fundación General de la Universidad de Alcalá, nos muestra una importante representación del mundo del humor gráfico español e iberoamericano y las riquezas de las artes plásticas con las que se encuentran realizadas.
Además de un patrimonio arquitectónico único, que habla por sí mismo en cada edificio universitario y que ha sido restaurado con sumo mimo, la Universidad posee un importante patrimonio ecológico con el Real Jardín Botánico Juan Carlos I que conserva colecciones, vivas y documentadas, de casi 8000 especies diferentes de plantas, con fines de investigación, conservación, divulgación y establecimiento de un recinto de recreo y acercamiento a la naturaleza. Además de un patrimonio científico y tecnológico compuesto por material electrónico, informático y de telecomunicaciones utilizado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, tanto para uso docente, como de empleo en instalaciones civiles y militares.
A través de la recientemente estrenada web de cultura, www.cultura.uah.es y los distintos canales @Cultura UAH (Facebook, Instagram, Twitter, YouTube) así como el primer número del boletín semestral específico del Museo Luis González Robles-UAH, que acaba de ver la luz (digital, eso sí), y las webs propias de la Universidad de Alcalá y los distintos departamentos y sectores culturales, estamos iniciando un largo camino para conseguir esa transferencia de conocimiento y comunicación que permita continuar llegando a nuestros visitantes y audiencias. La realidad es que crear y administrar este contenido no es fácil ni rápido, es cuestión de tiempo y de eso las colecciones, en general, saben mucho.